lunes, 22 de agosto de 2011

A veces.

A veces pasan cosas que no quieres olvidar por nada del mundo.
A veces pasas momentos que quieres repetir siempre y que tomas de modelo para todas las tardes siguientes de una vida que irá marcada por la idea de la perfección, de la ilusión de la perfección.
No habrá mejor momento para que ocurra una cosa que ese mismo momento y obligarnos a repetirlo sobre todas las cosas no hará más que estancarnos en ese momento.
¿Qué mejor que avanzar y crear más momentos modelos?
Ahora adquiere sentido el título "como cuando repites una palabra y deja de tener sentido" ya que no hago más que repetir la palabra "momento".
Y a eso mismo me refiero: lo diferente repetido deja de serlo y pasa a ser monótono; pierde su esencia, pierde la capacidad de ser modelo.
Obcecarse en hacer de algo especial una rutina es un error que cometemos (y cometo).
Podría estar refiriéndome a eso de "deja el pasado atrás", aunque yo añado un "pero no lo olvides nunca".

domingo, 21 de agosto de 2011

Olor a lluvia

Con la luz del sol a través de las nubes y la brisa acariciando las cortinas y las piernas en alto mientras piensas cómo es posible que todos los días no sean así. Viendo "Tienes un email" y pensando porqué no se lo dice y acaban juntos de una vez y preguntándote si tú podrías tener una vida así: una librería, cuzarte con la persona con la que hablas diariamente por email cada día sin ni siquiera darte cuenta de que es a quien le cuentas todas tus preocupaciones y penas y con quien compartes las alegrías.
Es demasiado fantasioso, sacado de una película... Las cosas que se sacan de una película no pueden ser realidad a no ser que hayan pasado antes de hacer la película; en cuyo caso pondría "basada en hechos reales" y pensarías: 'ya le ha pasado a alguien, a mí no me pasará'.
En realidad cada uno tiene su propia película, pero nadie la filma. No, mentira, cada uno la filma y en realidad el protagonista es el cámara.
Lo triste llega cuando te das cuenta de que el portátil te da mucho calor encima de las piernas y al final te sientas en una silla y se acaba la película. Entonces empiezas a pensar que lo que estás escribiendo es algo demasiado ñoño, pero como es algo que piensas y, al fin y al cabo, nadie lo leerá, lo escribes.
Vuelves a la realidad y es cuando te preguntas: "¿Parará de llover?" y ese sentimiento raro pero extrañamente agradable que sentías al repirar el olor a tierra mojada desaparece y quieres que pare de llover y volver a tu vida, que tendrá pequeños altos en el camino como estos en los que estar en pijama, ver una película de amor de hace mil años y que dicha película te haga reflexionar sea tan recomendable como echarte una siesta.

sábado, 20 de agosto de 2011

No me he muerto

Mi pequeña promesa de aparecer por aquí periódicamente parece que no ha sido cumplida. Y yo que lo siento, de verdad, pero no sé de qué hablar.
Bueno, ahora sí, por eso he venido.
Esa sensación de que estás haciendo algo bien por primera vez, de que haces algo que no te obligan a hacer, que quieres hacerlo y te sientes genial. Esa sensación es la que tengo ahora.
Salimos a correr cada tarde (aunque ya no tan a menudo) y no pienso perder el hábito.
Estoy un poco cansada de que me repitan una y otra vez que no estoy gorda y que no me hace falta correr, pero yo lo hago porque está bien y necesito acostumbrar mi cuerpo para cuando lleguen las clases y tengamos que dar cuatro vueltas al patio (un patio no muy pequeño) y para cuando me dé algún yuyu cuando sea mayor (Dios no lo quiera).
Además, sienta genial ser diferente.